Corto después de la invasión de Holanda por Hitler cerca del año 1941, sus soldados planeaban de “limpiar” un orfanato en Ámsterdam de sus “bichos judíos,” conocidos por cristianos como bebés, aunque no deseados por ciertas ideologías de ese día. Mientras tanto, los cristianos locales enteraron del asalto y robaron todos los bebés la noche anterior, desapareciéndolos en el subterráneo cristiano donde fueron otorgados santuario y protección de los escuadrones de la muerte.
No todos los cristianos están de acuerdo con el subterráneo cristiano, no entonces y no ahora. Sin embargo, considere Los Magos del Oriente quienes desobedecieron el mandato del Rey Herodes que le avisen dónde estaba Jesús, pero fueron divinamente advertidos en un sueño que volvieran a casa por otro camino. La mayoría de los cristianos alaban a los Magos los domingos pero durante la semana estos mismos fortalecen al rey Herodes aún cuando el destruye el Señorío de Jesús y la causa cristiana. Mis escrituras, en otro tomo, contienen ejemplos de hoy día de esta hipocresía.
En nuestro día, aquellos que son “limpiados” por los prejuicios que no merecen son, entre otros, bebés recientemente concebidos quienes, por prácticas modernas discriminatorias, son desalojados del útero de su mamá o bloqueados por químicas de implantarse allá. Otros son concebidos en instalaciones de la inseminación artificial donde se permiten de sobrevivir solamente bebés específicamente elegidos. Los demás bebés, conocidos en este etapa como “zigotos,” se echan en la basura con otros bebés del sexo no deseado, de la raza no deseada o por el número no deseado (gemelos/ trillizos/ etc.) o son reciclados por su genética prístina.
La violación es otra justificación para imponer la pena de muerte a un bebé, aunque la violación no ha sido definida objetivamente en el mundo occidental, y aunque la pena de muerte en este país (Argentina) “queda abolida para siempre,” (Art. 18), lo que surge más hipocresía y estándar doble de esta época apocalíptica. La rotura del mundo adulto es simplemente asombrosa.
Además, la violación fue la causa por la cual estoy aquí yo, en que fui concebido en noviembre de 1951 por la necesidad de mi padre de conseguir otra marca en su tarjeta de conscripción para que no haya que irse a la guerra en Corea, y esto, como me lo contó mi madre en el evento de mi 16° cumpleaños: “sintió como una violación.” Ella declaró en público: “Yo lo odiaba tanto que tenía que sentarme sobre mis manos para que no lo matara (al bebé) con un cuchillo de carnicero.” Yo la agradezco por haberse sentado sobre sus manos, y así se hizo una heroína. “¡Gracias, Mama!”
Volviendo al tema del subterráneo cristiano: Nueva madre – aunque por los horrores de la violación – no mates a tu bebé, que sería como matarme a mí, lo que nunca pudiera admitir; en su lugar, llama uno de los números en la cara de este folleto. Queremos ayudar, sin hacer ninguna pregunta.