Aviso de expulsión de Argentina

Nuestra familia vive en Argentina desde hace 8 años y estamos fuera de los EE.UU. desde hace 10 años. El martes pasado, 14 mayo 2013, la policía de fronteras argentinas (Migraciones) llegó a nuestro campamento silvestre y nos amenazó de expulsarnos de Argentina por la fuerza. ¿Por qué motivo? Porque hace casi un año divorciamos los Piratas en el Potomac (Washington, USA) e incluyendo también todas las naciones del mundo corruptas, piratas, rebeldes en contra de Dios.

Más precisamente, la raíz de la pelea tiene que ver que las naciones del mundo quieren la marca de la bestia sobre cada individuo y a esto decimos “¡No!” Si entiendes esto, también entiendes que la marca de la bestia se viste sobre el individuo por todo el mundo ante todo por medio de un pasaporte (la ciudadanía).

Por eso, hace casi un año (23 julio 2012) ofrecimos a las naciones del mundo un pasaporte cristiano. A través de él declaramos el sumo señorío de Jesús, él de su nación cristiana, santa y especial, y nuestra ciudadanía cristiana. Por eso nos llaman “ilegal.” Pero Gary les dijo: “No, son Uds. los que son ilegales.”

Fíjate bien que la propia ley de Argentina dice estas palabras: “Créase el Registro Nacional … de todas las personas … exceptuándose el personal diplomático extranjero…” [Código Civil Argentino, ¶9, I, 1964], entre otros. Si piensas que nosotros los cristianos no somos personas diplomáticas extranjeras, entonces ¿por qué Pablo dijo al momento de una detención falsa: “Soy embajador en cadenas”? O ¿por qué dijo : “Nuestra ciudadanía está en los cielos”? Y ¿por qué Jesús diría “…estamos en el mundo pero no pertenecemos a él… por eso nos odian”? No somos del fuero de este mundo. Estamos en Argentina pero no pertenecemos a ella; además, no pedimos nada, sin embargo cometen crímenes contra nosotros como hicieron otras naciones antes de llegarnos en Argentina.

Gary escuchó su verso con paciencia, y, cuando terminaron, en vez de perder el tiempo de la policía con explicaciones aburridas, él colocó la fecha en el siguiente documento, y lo entregó a ellos (en francés, español, alemán e inglés), y los dejó:

Renuncia universal (español)

a: quien corresponda
de: el embajador ayudante
fecha:     14 mayo 2013    

tema: “¡Deja ir a mi pueblo!”

El Embajador Supremo (Jesucristo) y su gente no tienen ningún interés con Uds., ni en sus tesoros terrestres, ni en su zona de conflicto. Molestar la paz es cometer un crimen, y detener a un hombre justo sin causa justa también es un crimen, porque: “Dios nos ha llamado a vivir en paz.” Así que, sean tan amables como de dejar ir a esta gente sin mayor escalada de tensiones.

A través de todos los siglos los cristianos se han enfrentado con el mismo dilema, como lo expresó el Martín Lutero hace casi 500 años en su famosa cita en vísperas de la primera reforma cristiana:

“Puesto que su más sublime majestad y sus sumo potestades requieren de mi una respuesta clara, sencilla y precisa, se la doy, así: yo no puedo someterme ni al papa ni a los concilios; [ni a cualquiera nación del mundo hostil contra Dios], porque es claro como el día que ellos frecuentemente se equivocaron y se contradijeron. No sea que soy convencido por el testimonio de las Escrituras o por el más claro de razonamientos, no sea que estoy persuadido por medio de los textos que cité, y no sea que ellos así dejen a mi conciencia atada por la Palabra de Dios, yo no puedo retirar ni retiraré (mis creencias) porque es peligroso para un cristiano hablar [o actuar] contra su conciencia. Aquí me paro, no puedo hacer otro; que Dios me ayude. Amén.”

Si la libertad vale para algo en Argentina, entonces nosotros tenemos la libertad de vivir conforme a nuestra conciencia, de divorciarnos de los enemigos de Dios y de pertenecer a él sólo. Lo que perteneció al César: pasaporte, marca de la bestia, cuentas bancarias, beneficios de la jubilación, credenciales en papel, etc., devolvimos al César como nos lo dijo Jesús. Ahora pertenecemos a Dios más nada.

No obstante, la hora de las naciones hostiles contra Dios llegó a su fin.  “Yo soy el Señor tu Dios que os he separado de todos los pueblos … de la tierra … para que seáis míos.” El Rey David dijo: “¡Dichosos todos los que se refugian en Dios!” Salmo 2, 12. La hora es ahora, y en las palabras de Pedro: Somos “una nación santa,” 1 Pedro 2, 9.

¡Aleluya!
Gary y Vickie Spaulding con 5 hijos
Bariloche, Argentina, 19 mayo 2013

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Llamarle a Ud. cristiano y decir que Dios quiere que financie los escuadrones de muerte de múltiples variedades de las naciones bajo el control del anti-Cristo es una blasfemia.

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