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La Buena Noticia es que Jesucristo, el Mesías, fue mandado a la tierra para: 1) salvarnos personalmente, pero también para: 2) salvarnos del reino de la oscuridad de este mundo y de su poder y de esta época actual mala y para llevarnos a su Reino. Esta segunda parte ha sido fraudulentamente omitida de los púlpitos cristianos y de la vida cristiana cotidiana. Esta omisión le deja a Jesús como poco más que un Papá Noel personal en lugar de ser el Rey quien saqueó el Imperio Malvado y nos salvó en la misma campaña. El efecto sobre la cristiandad es devastador; Hechos 26,18; Efesios 6,12; Gálatas 1,4; Hebreos 5,11; 2Pedro 2,20; Apocalipsis 1,6; Mateo 11,12; Lucas 16,16; Juan 1,41+45+49 [41]; [45]; [49].
El que sabe separarse de los enemigos de Dios pero no lo hace, o posterga, comete un pecado; Santiago 4,17; Filipenses 2,13; Efesios 4,30; 2Timoteo 2,19.
El que es nuestro Rey entró a Jerusalén andando en un asno hace 2,000 años; después llevó puesto una toga púrpura y una corona de espinas y se le llamaron “el Rey de los Judíos.” Lamentablemente, ahora como entonces, poca gente lo ha recibido como su Rey; Mateo 21,5; y 27,37; Marcos 15,17+26 [17]; [26]; Zacarías 9,9; Juan 19,5.
Con la excepción de la victoria de Jesús sobre el pecado y la muerte, el mundo entero está bajo el dominio del malvado y no conozco ninguna excepción entre las naciones del mundo hoy; Lucas 4,5+6 [5]; [6]; 1Corintios 15,57; 1Juan 5,19; Apocalipsis 18,23.
Así que los cristianos deben salir de y separarse de los enemigos de Dios o él no puede recibirnos; 2Corintios 6,17+18 [17]; [18]; 1Tesalonicenses 5,5; 1Juan 2,6; Isaías 52,11.
A Dios le agradó entregarnos su Reino durante la primera venida de Jesús; Mateo 16,28; Marcos 9,1; y 16,19; Lucas 1,32-33 [32]; [33]; y 12,32; Colosenses 1,13; Deuteronomio 17,15; Salmos 110,1; Hebreos 8,1.
Jesús constató que él es Rey y declaró concisamente que su Reino no es de este mundo; Juan 18,36+37 [36]; [37].
Nosotros no amalgamamos con el mundo, que es enemigo de Dios, porque no pertenecemos al mundo. Por eso el mundo nos odia y nos oprime, como odió y oprimió a Jesús. Esta opresión se llama la “tribulación;” Mateo 10,22; Marcos 13,13; Lucas 21,17; Juan 15,19; y 16,2; y 17,16.
En este mundo los cristianos sufren la tribulación, pero regocijamos porque Jesús venció el mundo; Juan 16,33; 1Juan 4,4; 1Pedro 1,5.
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